¡Vuelve la Danza de los Ajtzeyes a Santa Cruz del Quiché!

En el marco de la celebración del Día de la Cruz, este día se llevó a cabo con gran entusiasmo la tradicional Danza de los Ajtzeyes, una manifestación cultural prehispánica del pueblo K’iche’ que, tras años de ausencia, regresa para fortalecer nuestras raíces.

La actividad fue promovida por la Comisión Municipal de Turismo del Gobierno Municipal de Santa Cruz del Quiché, con el objetivo de rescatar y visibilizar las expresiones ancestrales que forman parte del legado histórico de la región.

Con esta iniciativa, el Gobierno Municipal reafirma su compromiso de seguir impulsando la riqueza cultural del municipio, destacando las tradiciones que nos hacen únicos y que merecen ser preservadas para las futuras generaciones.

HISTORIA DANZA DE LOS AJTZEYES
Danza pre – hispánica K’iche’.
Es una danza enteramente mímica se ha ido españolizando un tanto con el tiempo, en lo que a su indumentaria se refiere, mas no por eso degenera su vertebra primitiva y esencialmente indígena.
Los danzarines se llaman “Ajtzeyes”, y su indumentaria consiste en abundante cabellera fabricada con vellones de lana de carnero o saiki (fibras de maguey) la cabellera arranca desde la frente cubriendo el cráneo y baja en abundante catarata sobre las espaldas, finalizando en las corvas. Por un dispositivo especial y para el objeto que está destinada, que es amortiguar las caídas, la cabellera se hace más poblada en la espalda. La mayor parte de las veces es blanca, sin embargo, para que revista vistosidad muchos tiñen la parte correspondiente a la cabeza con anilina de colores, prefiriendo el rojo, el verde y el morado.

Los danzarines se cubren la cara con máscaras fabricadas de trapo negro en las que están ingeniosamente detallados los parpados, la nariz y la boca y además, la completan de adornos bordados con sedalinas y lanillas de colores, perlas de las que usan las “ixoques” mujeres en sus chales, collares y hasta botones de concha nácar de los que se usan para camisa.

El resto de la vestimenta es el traje regional de los indígenas del lugar, bastante a la moderna, constituidos por camisas y pantalones. Siempre prescinden del saco, aunque hay algunos que usan en substitución chalecos usados por los actuales “muses”, ladinos, como ellos llaman a los mestizos. Los pies siempre están desnudos y algunos, familiarizados con el uso de los caites, sandalias, tienen que despojarse de ellos durante la danza.
El carácter de la danza es burlesco y se lleva a cabo en las cofradías del Corpus Cristi y la Asunción. Se desarrolla de la manera siguiente: al compás de una marimba que ejecuta un son tetratónico, compuesto de dos partes, los Ajtzeyes, cuyo número es limitado danzan lanzando palabras k’iche’s fonetizadas en tono agudo y trémula que existan a la risa. Para bailar ponen el brazo izquierdo en jarras, con la mano apoyada en la cintura, y con la diestra hacen sonar un chinchín hecho de una jícara con piedrecitas dentro, y al mismo tiempo abren las piernas para ensanchar su polígono de gravitación, y al compás de la marimba dan saltos hacia atrás y a uno y otro lado.

Cuando todos se encuentran bailando entra a danzar el clásico son de los k’ich’es el zotiniador” que puede ser cualquiera de los indígenas espectadores, y cuyo objeto es meter zancadilla a los ajtzeyes, hasta dar con ellos en tierra; desde luego los ajtzeyes se ofrecen para tal prueba, pero tratan de esquivar la caída.

Con la entrada del zotiniador, en la danza, el espectáculo cobra mayor interés, porque en este momento los ajtzeyes arman una ensordecedora algarrobilla, llamando al zotiniador para ofrecerse a la prueba. Cuando consigue dar al suelo con algún ajtzey, recibe como premio a su habilidad, un cesto de “paches” tamales de fiesta y el ajtzey caído caído recibe un castigo, consistente en inclinar la cabeza y el tronco, cara abajo. Frente a santo que preside la fiesta en un angulo del cuarto del baile, y a continuación, se levanta la melena de la espalda para dejarla sin protección, y sobre ella uno de los mas viejos cofrades, llamado “Mam” abuelo, descarga latigazos con varejones de membrillo. Una vez recibido el castigo, el ajtzey vuelve nuevamente a la danza.

El son ejecutado en la marimba, es continuo y los marimbistas hacen pequeños descansos, aproximadamente cada cuarto de hora, porque apenas la marimba deja de sonar, todos los ajtzeyes piden a coro que la pieza continúe, con las palabras “¡quiej, quiej…! Caballo. O bien “¡Jun chik a la abom…! ¡Otro más muchachos!…
La pieza musical es eminentemente típica, pues está en clave tetratónica, como casi toda la música de los antiguos k’iche’s.

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